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martes, 13 de junio de 2017

EL VÍDEO. Un recurso didáctico

Ante todo debemos plantearnos, ¿porqué utilizar un vídeo?, y, ¿Para qué? Hemos de tomar conciencia de que la puesta de un vídeo en el aula no ha de convertirse en el recurso idóneo o entretenimiento de los días en los que la previsión meteorológica es desfavorecida.
El uso del vídeo en clase facilita la construcción de un conocimiento significativo dado que se aprovecha el potencial comunicativo de las imágenes, los sonidos y las palabras para transmitir una serie de experiencias que estimulen los sentidos y los distintos estilos de aprendizaje en los alumnos. Esto permite concebir una imagen más real de un concepto.
Por otro lado, la imaginación vuela, los conceptos se reagrupan y se redefinen, y es entonces cuando la presencia del maestro se reafirma, ya que es él quien determina cómo, cuándo y para qué se debe utilizar, lo cual, le da sentido y valor educativo.
Es más que evidente que la selección del vídeo no puede ser arbitraria, ha de guardar cierta relación con el currículo, con aquellos contenidos que se estén abordando. Es por ello, que el motivo de su utilización sea por ejemplo, despertar interés en el alumnado por dicho tema, clarificación del mismo, ampliación de conocimientos, etc.




 La imagen se convierte en una de las principales fuentes de conocimiento, ya que vivimos en un mundo cuya cultura es eminentemente audiovisual. Tanto el cine, como la televisión, ejercen un gran atractivo sobre los jóvenes. Es por ello, que se contempla el cine como un excelente recurso didáctico para favorecer y motivar el proceso de enseñanza y aprendizaje del alumnado de las distintas etapas y niveles. Pero no nos confundamos, hemos de tratarlo como eso, como un mero recurso que necesita una planificación previa y cuya finalidad es complementar al currículo y no sustituirlo.